lunes, 6 de octubre de 2014

GOLONDRINAS - RÓGER RUMRRILL

GOLONDRINAS  
                                                               

RÓGER RUMRRILL


 RÓGER RUMRRILL
Iquitos,1938
Escritor y periodista especializado en ecología y desarrollo sostenible en el trópico sudamericano y en particular de la Amazonía Peruana. En la actualidad es asesor de organizaciones indígenas y campesinas de la región andino amazónica. Ha publicado una veintena de libros sobre la compleja realidad amazónica, incluyendo poesía, narraciones, ensayos, historia, guiones de cine y cientos de artículos tanto en la prensa peruana como en la internacional.
Algunos de sus libros:
Poesía : Magias y canciones, Axpikondiá, Memorias desde un otoño;
Narración: Vidas mágicas de tunchis y hechiceros, El venado sagrado, La anaconda del Samiria, Narraciones de la Amazonía;
Ensayo: Reportaje a la Amazonía, Los condenados de la selva (en coautoría con Pierre de Zutter), Amazonía hoy. Crónicas de emergencia, Narcotráfico y violencia política en la Amazonía Peruana. Dos nuevas variables en la vieja historia de la selva alta y baja del Perú, Pioneros de Loreto (en coautoría con Fernando Barcia García).

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Textos :
GOLONDRINAS
Desde hace algunos meses, millones de golondrinas casi se han posesionado de la ciudad. Son capaces inclusive de negarnos la luz que nos alumbra y el calor que nos caliente, cuando en las tardes sobrevuelan la ciudad y cubren con el océano de sus alas el ojo brillante del sol.
Todo comenzó hará unos cinco meses. Súbitamente, la ciudad se quedó en penumbra y todo el mundo comenzó a gritar: ¡eclipse, eclipse, eclipse! Los niños abandonaron sus juegos; los vehículos pararon sus motores; los peatones, en la calle, detuvieron su paso; los comensales en los restaurantes se quedaron con el tenedor o la cuchara en la boca. La ciudad se quedó en silencio sólo para oír el extraño y poderoso rumor, como una tempestad tropical, que producían el gorjeo y el chillido de esos millones de animalitos que sobrevolaban la ciudad.
El mar de alas y picos se entretuvo así durante dos horas. Luego, por grupos seguramente conformados por miles de avecillas, empezaron a descender en picada formando gigantescos tirabuzones de plumas, vertiginosos embudos de aire y gorjeos, flechas de plumas que competían con la velocidad del aire. Se apoderaron de los árboles de pomarrosas de la Plaza de Armas; de los aleros y torres de la Iglesia Matriz, de los caimitos, zapotes, naranjeros y shiringas de las huertas y de las techumbres de las casas. Se pararon con sus patitas delicadas en las antenas; penetraron en los escaparates de las tiendas para columpiarse en los biombos de exhibición de géneros y se introdujeron en las jaulas de pericos y gorriones de las casas. No había árbol en la ciudad que no tuviera, en vez de hojas y frutos, golondrinas.
Empezaron a ocurrir, a partir de ese día, incidentes que han modificado y alterado la vida de la ciudad y sus gentes.
Reunidos en sesión solemne y extraordinaria, el honorable Concejo Provincial de Maynas, con asistencia de todos sus miembros, excepto uno que estaba en cama cogido por la erisipela, acordó tomar medidas de emergencia para defender el ornato de la ciudad y mantener incólume el prestigio de su limpieza a la cual contribuían las lluvias tropicales que lavaban gratuita y puntualmente las calles y callecitas y los gallinazos que habitaban las techumbres de calamina y los basurales del camal y del puerto de Belén y que devoraban las carroñas a enérgicos picotazos, mientras los asombrados turistas gringos disparaban sus “mamiyas” recogiendo esas inolvidables impresiones.
-No es posible que estos pájaros vengan a cagar nuestra ciudad, ensuciando los pamorrosas de la plaza- había dicho el alcalde Juan Arredondo.
Teniendo a la vista este argumento justificado plenamente con el olorcillo a mierda que se filtraba desde la plaza por las ventanas al gran salón de sesiones del Concejo, por unanimidad, los padres de la ciudad acordaron solicitar a los bomberos que cada noche, después que las golondrinas se hubieran acurrucado en el entrevero de ramas de las pomarrosas, vinieran con sus bombas y con poderosos chorros de agua las desalojaran y mataran en resguardo de la belleza de los árboles que estaban cambiando de color con la cada de las golondrinas.
Pero mientras el acuerdo del honorable Concejo se transcribía mediante resolución municipal a la Comandancia del Cuerpo de Bomberos y éste, a su vez, se reunía en sesión solemne para responder mediante un oficio en sobre lacrado y sellado, pasaron varios días.
Durante esos días, el espectáculo de las golondrinas se había convertido en la comidilla de todo el mundo, de propios y extraños, como decían los diarios y radioemisoras locales. Cada tarde, a la hora en que las avecillas sobrevolaban la ciudad preparándose para sus acrobáticos descensos luego de haber volado por el confin de la Amazonía en busca de alimentos, parejas de enamorados y esposos llegaban a la plaza para mirar ese ballet aéreo que nadie en la ciudad había organizado y que, sin embargo, concitaba la atención de todos. Esposos que se habían olvidado hacía mucho tiempo de coger las manos de sus esposas y pasearse con ellas como en sus días de noviazgo, volvían otra vez a repetir el paseo habitual por la plaza para mirar las golondrinas. Padres de familia que en muchos años no habían llegado a sus casas a las seis de la tarde por haberse acostumbrado a quedarse a esa hora en el bar de “Pablito” a mitigar el calor tropical con una cerveza, repetían una vez más sus paternales hábitos –ya dejados de lado- de llevar a sus hijos de la mano a dar un paseo por el parque.
-¡Vamos a la plaza a mirar las golondrinas!- decían los jóvenes quinceañeros y se iban al Malecón a besarse a la sombra de las pomarrosas cargadas de golondrinas.
Hasta el ciego Román había alterado sus costumbres. Hacía años que no salía en las tardes y menos en las noches. Pero con la llegada de las golondrinas salía a las seis y se dirigía a la plaza sin lazarillo, sólo ayudado por su bastón de palo de itaúba y decía que él podía mirar a las golondrinas como cualquiera que tuviera ojos por el gorjeo y chillidos que éstas emitían.
Esa, por ejemplo, debe tener 16 centímetros y tiene 7 meses de edad. Ese otro es macho y la otra es hembra. Esa gorjea más fuerte que las otras porque no ha comido bien. Esa otra chilla de una manera muy rara, debe estar herida decía el ciego Román.
Algunas tardes, cuando estaba de buen talante, el ciego Román se paraba sobre una banca de la plaza, a la sombra de las golondrinas, y se explayaba en largas explicaciones sobre ornitología, ciencia que, decía, le apasionaba desde los lejanos días en que era práctico o guía de las lanchas que navegaban en los ríos amazónicos y, por lo tanto, podía ver en la oscuridad y tenía una vista de lechuza, como solía decir.
Estas golondrinas han viajado miles de kilómetros. Seguramente han atravesado el océano para llegar aquí, quizá en busca de alimentos, porque a ellas no les gusta el bosque, no les gusta el trópico y tampoco las regiones polares. Seguramente han llegado de alguna región del mundo donde ha habido un cataclismo y el clima y las condiciones de vida en esa parte del planeta han variado bruscamente- repetía el ciego Román ante la mirada embobada de los niños, los padres, los enamorados, los turistas y todos los curiosos que asistían a la Plaza de Armas para ver las golondrinas y escuchar al ciego Román.
Cuando la orden de desalojo de las golondrinas finalmente llegó al escritorio del Comandante de los Bomberos, quince días después de la sesión solemne del Concejo Provincial, ya se había formado un Sindicato de Defensa de las Golondrinas, y una Brigada de Lucha de los Recursos Naturales y Preservación de la Ecología integrada por padres de familia, enamorados, turistas, el ciego Román, guardias civiles, estudiantes, algunos militares, bomberos y nativos de las tribus indígenas que habitaban en las proximidades de la ciudad como yaguas, cocamas y cocamillas. Estos últimos veían en las organizaciones mencionadas la posibilidad de utilizarlas a favor de una campaña nacional sobre los recursos naturales amazónicos que durante miles de años han sido patrimonio de estas tribus y que ahora, devorados por un insaciable e inagotable consumismo urbano-industrial, están siendo destruidos con riesgo de una rápida y fatal agonía biológica de los más antiguos habitantes de la jungla.
Fueron estas dos organizaciones que se opusieron tenazmente a la aplicación de la medida decretada por el Concejo, a través de acciones concretas de lucha y resistencia. Así, mientras el sindicato regaba de tachuelas el perímetro de la Plaza de Armas para pinchar los neumáticos de los carros bomberos, la brigada formaba con sus brazos verdaderas cadenas humanas alrededor de los árboles. Otras veces, cientos de integrantes del sindicato paseaban un muñeco que representaba al alcalde picoteado por las golondrinas, mientras que los brigadistas arrojaban las golondrinas muertas por los bomberos en las puertas de las casas de los honorables miembros del Concejo Provincial, impidiendo además que los servicios de Baja Policía, así como los perros vagabundos, recogieran esas golondrinas que, con el calor húmedo del trópico, en pocas horas, se pudrían e inundaban la ciudad de una pestilencia insoportable.
Luego de más de un mes de escaramuzas, que costó la vida a aproximadamente diez mil golondrinas y la prisión temporal de trece miembros del Sindicato y veintiún brigadistas, el honorable Concejo Provincial de Maynas levantó la orden de matanza de las golondrinas y cambió el sentido de la resolución municipal. En adelante, la Comandancia de Bomberos no sólo se encargaría de proteger a las golondrinas de los semillazos de aguaje de los muchachos y de los cazadores que, red y bolsa en mano, llegaban furtivos exactamente a las seis y treinta y cinco de la tarde, en el mismo instante en que se hace la noche –diez minutos antes de que se encienda el alumbrado público-; asimismo, la Comandancia también se ocuparía de lavar con sus potentes chorros de agua los árboles y las hojas embadurnadas de mierda de golondrina, hubieran levantado vuelo con dirección a los lugares más remotos de la Amazonía, allí donde fuertes ventoleras procedentes del Atlántico empujaban nubes de mosquitos, zancudos y otros insectos que eran la delicia de los pájaros.
Una semana después de haber dispuesto las más extremas medidas de protección para las avecillas y de la inevitable disolución del Sindicato de Defensa de las Golondrinas y la Brigada de Lucha de los Recursos Naturales y Preservación de la Ecología, bajo la amenaza de los yaguas, cocamas y cocamillas de fundar una organización paralela y combativa con fines y objetivos más claros y precisos, el alcalde Juan Arredondo volvió a convocar a otra sesión solemne.
-Honorables miembros del Concejo Provincial de Maynas, he convocado a esta sesión solemne para proponer a ustedes, que representan a toda la colectividad y sus intereses más sagrados, que en vista de que las golondrinas se han convertido en una de nuestras más importantes fuentes de ingreso de divisas, ya que de todo el mundo están llegando los turistas que vienen a admirar este espectáculo extraordinario, se disponga mediante resolución municipal que las golondrinas se queden no sólo éste sino el próximo y el próximo y todos los veranos en los años sucesivos de la Amazonía– expresó con voz grave y afectada, el alcalde Juan Arredondo.
La propuesta del Alcalde fue aprobada por unanimidad y, al día siguiente, los diarios publicaron en primera página y con titulares gordos el “atinado y sagaz” acuerdo del honorable Concejo Provincial y destacaban la “visionaria inteligencia” del alcalde Juan Arredondo.
Un tiempo después que el municipio expidió esta resolución, empezaron a circular algunos inquietantes rumores y extrañas interpretaciones sobre la presencia de las golondrinas en la Amazonía.
Una de estas versiones –la más difundida- decía que la presencia de millones de golondrinas en el bosque húmedo tropical, era el anuncio de algún cataclismo inminente, tal como ocurrió hacía más de cien años en la Amazonía cuando una noche estrellada de junio, una noche de San Juan, el Patrono de Iquitos, atravesó el cielo, iluminándolo, como un día cualquiera de sol canicular, el cometa Halley con su cabeza y su cola de fuego, y las gentes de Iquitos, Contamana, Nauta y Jeberos temblaron de miedo y de asombro e interpretaron esta aparición como el presagio de acontecimientos memorables.
Al día siguiente, hicieron su aparición millones de golondrinas, de una de las setenta y cuatro especies que pueblan el planeta y que, según los informes científicos de la época, habían atravesado en un solo vuelo los océanos Atlántico y Pacífico y todo el gran valle del Amazonas en una travesía de cuarenta mil kilómetros, viajando día y noche, guiándose por la posición del sol y de las estrellas en la noche. Ese mismo mes, justo el último día de la fiesta patronal, una nube negra, como un inmenso gallinazo, se detuvo sobre la ciudad a las cinco de la tarde. A eso de las siete y media de la noche, se rompieron los cántaros del cielo y comenzó una lluvia que sólo se detuvo un mes más tarde, cuando los gatos y los cerdos, la gallinas y los perros habían sido totalmente exterminados por el hambre, y la ciudad aparecía flotando, como una balsa gigante que navega en un mar de islas de bosques arrancados por la creciente del gran río. Durante meses, los gallinazos se entretuvieron picoteando la carroña de los ahogados colgados en las copas de los cedros gigantes y de las lupunas barrigudas.
Esta versión, cuyo autor no había sido identificado, pero se suponía era el shamán de una tribu indígena en trance de extinción –“los Iquitos”- decía que mucho antes que llegaran los jesuitas y franciscanos a la Amazonía, mucho antes incluso de la llegada de los hombres blancos y barbudos con sus pestes y sus armas de fuego, antes incluso de que los tupinambaranas construyeran un imperio tan grande sobre la Amazonía que allí si no se ponía el sol, porque las ciudades y los pueblos estaban debajo del agua, en las profundidades de las cochas y las pozas y a donde sólo se llegaba con la llave maestra del yage, mucho antes las golondrinas habían anunciado con sus gorjeos y chillidos, con su caca verdosa y su vuelo suave y suelto, su insaciable hambre de insectos, el hundimiento de un reino que se llamaba Atlántida, poblado de hombres gigantes como los árboles y no de cuyos sobrevivientes, según una leyenda que fue trasmitida por todos los pueblos y razas que habitaron la Amazonía, había anunciado que cuando aparecieran otra vez las golondrinas, cien lunas después de que una cola de fuego iluminara la noche amazónica, algo inminente estaba por acontecer.
Coincidentes con estos rumores e interpretaciones están ocurriendo en la ciudad algunos sucesos que la gente no sabe si atribuirlos a la casualidad, a la hechicería o a las bromas de algún individuo juguetón o quien sabe a una mano o poder misteriosos que quiere comunicar el gran acontecimiento que se avecina.
Así, por ejemplo, el otro día don Pascual Fasavi, un viejo cauchero de ochenta años, abrió su baúl forrado en cuero y reforzado con tiras de hojalata –como solían hacerse los baúles a principios de este siglo en la casa del hojalatero Barbagelata- y cuál no sería la sorpresa de Fasavi, cuando del fondo del baúl salieron vivitas y gorjeando un puñado de golondrinas que se escaparon por la ventana. El viejo Pascual contó a sus vecinos que en el baúl guarda documentos de negocios de ventas de caucho efectuadas en 1910 con casas importadoras de Londres, así como también colecciones de ediciones que hace tiempo han dejado de circular. La última vez que abrió el baúl fue hace diez años y lo hizo para cambiar la chapa herrumbosa y asegurar la llave en un llavero, que jamás ha salido del pasador de su pantalón.
Pero eso es lo de menos, como dicen las gentes en Iquitos, comparado con el incidente que acaba de vivir doña Goya Góngora, quien dejó hirviendo su sancochado de carne de vaca y luego de media hora de fuego intenso con trozos de la mejor leña de capirona, al destapar la olla para echar sal y condimentos, como en los cuentos de las mil y unas noches, junto con el vapor de la sopa salieron volando dos golondrinas que no tenían la menor traza de haberse ni siquiera salpicado con la sopa hervida.
El cajero de una tienda que vende hierros para construcción fue a dar vuelto a un cliente y se encontró con la sorpresa de que en la caja eléctrica en vez de monedas de a sol y cinco soles, había huevos blancos con manchitas grisáceas, es decir, huevos de golondrinas.
Sin embargo, acaba de suceder un hecho que está en la boca y en la imaginación de toda la gente. La noticia de este acontecimiento ha volado de un punto a otro de la ciudad, como viento que penetra en las casas por las puertas y ventanas hasta los más diminutos escondrijos. Las gentes agrupadas en las esquinas lo comentan; los diarios y las radioemisoras, aunque tienen la información, se niegan a difundirla por temor a provocar un pánico colectivo; los médicos se han reunido de emergencia para analizar las implicancias científicas de este suceso. Incluso los curanderos, médicos vegetalistas y shamanes de la Amazonía, están llegando a Iquitos para emitir un pronunciamiento sobre este hecho. En las escuelas, los maestros no pueden dictar sus clases porque los niños los interrumpen formulándoles preguntas que ellos no saben cómo responder. En los hogares, los padres están pasando por los mismos aprietos. En realidad, nadie sabe cómo responder, nadie sabe cómo explicar por qué una mujer cuyo nombre los médicos del hospital mantienen en reserva, en vez de dar a luz a un bebé común y corriente como todas las mujeres del mundo, ha dado a luz una golondrina.
Además, por primera vez en cinco meses, hoy día las golondrinas no han regresado a ocupar sus árboles de pomarrosas en la Plaza de Armas, y toda la gente de la ciudad ha salido a las calles a esperarlas. Ya son más de las siete de la noche y la gente está cada vez más inquieta. Finalmente, yo no sé si estarán esperando a las golondrinas o al gran acontecimiento que tiene que ocurrir.

19 comentarios:

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  2. Muy valorable la producción de Roger Rumrrill, ya que este relato está ambientado en la ciudad de Iquitos y narra sucesos insólitos pero creíbles, porque se desarrollan en un mundo verdadero. Las “golondrinas” me pareció una interesante historia de un acontecimiento real, sucedido en la ciudad de Iquitos y del cual nuestros familiares han sido testigo, quienes me comentan que durante un tiempo nuestra ciudad fue invadida por miles de golondrinas, lo que dio lugar a muchas especulaciones entre la gente, hasta que desaparecieron sin mayor explicación.
    Un narrador testigo que solo al final muestra su condición de tal, da cuenta de que el cielo de la ciudad, ha sido invadido por millones de golondrinas, que le han cambiado el rostro a Iquitos y la vida a las gentes porque no solo los han privado con su sombra de la luz y del calor, sino que se han instalado y sentado en las casas y árboles, sin que pueda hacerse nada contra ellas. Y como es previsible su permanencia incomoda y provoca una reacción entre los pobladores y con el alcalde en la cabeza, se toman acuerdos para que estos animales no sigan ensuciando la ciudad, pero a su vez los pobladores convierten la presencia de las golondrinas en un espectáculo digno de ver y de comentar. Ante esta situación se crea una resolución en donde se acuerda que todos los veranos las golondrinas se queden en Iquitos pues se han convertido sin querer en la principal divisa de la ciudad. Poco después empezaron a comentarse que estas aves eran símbolo de mal augurio y anunciaban un cataclismo inminente, de modo que en la mente de los pobladores rondaba ese presagio que había sido transmitido a través de una leyenda.
    El relato de las golondrinas, se detiene en el origen de lo que pueda suceder y el narrador testigo aumenta la incertidumbre pues señala “si lo que esperan es a las golondrinas, o al gran acontecimiento que tiene que ocurrir”, el lector queda pues con la expectativa de saber si se cumplió o no el anuncio y si fuera así que magnitud alcanzara el cataclismo.

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  3. Este texto muestra quizás una experiencia que estuvo cargada de dolor y la presencia de una naturaleza idealizada para algunas personas. El texto también nos hace ver la perspectiva que cada persona tiene o su reacción ante un acontecimiento de esta magnitud como fue de las “golondrinas”. Quizás no fue para que las personas se alarmen de tal manera en pensar que podria ser el fin del mundo, quizás haya sido parte de la naturaleza; pero en mi opinión no sé si serán ciertas las especulaciones a tal punto de decir que una mujer dio a luz a una golondrina. Si nosotros seguimos viendo las cisas de esa manera, en el aspecto de no estar preparados para los cambios naturales viviremos siempre con la incertidumbre que el fin del mundo llegara o habrá un cataclismo. Pero si el texto nos hace pensar ¿A dónde se fueron las golondrinas? ¿Por qué se fueron?¿volverán en algún momento?. Quizás si en este verano las golondrinas vuelvan para los antepasados no seria algo extraño, y sabrían que hacer pero para las personas que no vivimos en su momento ese acontecimiento seria algo nuevoy la pregunta es ¿Cómo reaccionaremos?¿sera el fin del mundo?. El texto esta muy interesante y sobre todo el contenido muy interesante que deja un mensaje bonito.

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  4. NILA SUSANA VASQUEZ MENDOZA

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  5. En este caso el autor, relata un acontecimiento muy importante ocurrido en la misma ciudad especificada en el texto, se sabe que es un cuento y que todo lo relatado en ese texto tiene una expresión más allá de lo real, está inmersa en ello la realidad chamanística y lo hechicero, y una posible predicción hecha por la misma naturaleza (en este caso las golondrinas) sobre un hecho catastrófico que talvez algunas personas, como se relata en el cuento, ya tenían conocimiento, signos de mal augurio y otros castigos hecho indicios que puede ocasionar una predicción (la mujer que pario una golondrina) todo ello recalca en realidad lo que es un cuento pero que a la ves son parte de nuestras creencia o costumbres…
    En fin basándose en la realidad, el acontecimiento de las golondrinas fue un hecho, como lo recalco real, que en ese momento fue de asombro, y que el autor lo uso para causar impacto. Con el tiempo este hecho fue desapareciendo de la vista de las personas, pero que no de la expresión literaria que de alguna forma aun lo mantiene.
    Kevin Ramirez Cerron

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  6. RÓGER RUMRRILL relata cosas verdaderas lo que pasa en Iquitos, sobre las GOLONDRINAS y sus gran espectaculo en la ciudad y sobre todo en un principio sobre el desinteres de las autoridades por tratar de conservar o mejorar y protejer un espectaculo natural que nos brindaban las golondrinas con sus vuelos y chillidos.Lo que causaba mas incomodidad de la poblacion era el abundante olor y descomposicion del excremento de estas aves.
    Con la llegada de estas aves tambien renacio muchos relatos de pobladores y shamanes sobre la precensia en abundancia de las golondrinas,se especulo sobre cataclismos y relatos que dejan a uno con la imaginacion muy alta.

    KEFFER YALTA AREVALO

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  7. Que sensación tan bonita trasmite las palabras de Roger Rumrrill , su imaginación mesclado con la realidad , la ficción mesclado con el hecho, causa curiosidad para los jóvenes ¡ y melancolía para los viejos¡ . Saber que Iquitos en algún momento de su historia se lleno de magia y que esa magia haya llenado de tanta felicidad a muchos corazones loretanos. Me imagino haber estado en aquellos años y observo sonrisas en la plaza de armas, desde sonrisas de niños mientras vuelan sus cometas hasta sonrisas de ancianos que disfrutan de esos atardeceres épicos. las golondrinas bailan en el cielo y se posan en los árboles para ser admiradas, no pueden dejar de ser vistas, el atardecer las envuelve y forman una paisaje precioso. ¡Sin duda me hubiese encantado ser parte de este acontecimiento¡

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  8. El texto nos muestra magia, imaginación y una incertidumbre de belleza natural; el autor nos relata la llegada de golondrinas en dicha ciudad que privan de cosas naturales ya acostumbradas, pero no muestra que cada cosa o todo mal tiene un bien, en el caso de las golondrina ayudaran a recuperar costumbres como momentos en familia, que cada acontecimiento nos da e intentad dar un mensaje de vida futura. que al tomar decisiones apresuradas y no muy practicas con puede constar hasta la vida. las golondrina es un relato muy educativo que nos muestra la magia y hechiseria que tiene la amazonia. Pensar, reflexionar y actuar


    PERCY GERBER PEÑA FLORES(ángel sin alas)

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  9. Muy interesante este relato de Roger, quien como este señor amazonico que escribe las cosas que sucedieron en nuestra ciudad de Iquitos, hechos reales en la interaccion con la naturaleza, inconcientemente una relacion y el respeto a los aves, una forma de vivir de tener una buena calidad de vida respetando a los que nos rodea, una costumbre de ciudar lo nuestro de apreciar, de vivir armoniosamente con la naturaleza aves, mas que todo con la familia la relacion de hijos padres, padres hijos.

    Ricardo Diaz Vasquez.

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  10. El relato de las golondrinas narra un episodio que paso en la ciudad de Iquitos, en la que fue muy comentada tanto por pobladores como por los turistas que visitaban la ciudad. Queda la duda sobre lo que realmente paso con ellos si es que se fueron porque encontraron una nueva vida u hogar o es que realmente se les llego a sacar de la ciudad. La invasión de millones de golondrinas se podría decir que en un principio era una molestia para los habitantes que se encontraban con la mierda de las golondrinas por todos lados. Pero luego paso a ser un espectáculo verlos cada tarde en la plaza de la ciudad, así como otros se preguntaban como es que llegaron de un día para otro y se fueron de igual manera. Como un acontecimiento que podría pasar desapercibido quedo en la historia de la ciudad y que también fue muy comenta por los diferentes sucesos que pasaron en el tiempo en que las golondrinas se encontraban en la ciudad y que se creía que nunca iba a pasar, cual habrá sido el verdadero propósito de la invasión de las golondrinas habrá sido o sera un presagio para una catástrofe eso solo el tiempo lo dirá.
    Lesly Lorena Shahuano Soplin

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  11. Escritor loretano que se inspiro a apartir de nuestra realidad, un hecho de como la naturaleza llamo la atencion a la sociedad generando amistad y pero al mismo tiempo problemas, esto muestra un hecho entre el "odio y el amor" como suelen suceder.

    JOEL MUSOLINE ACHO

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  12. De este gran autor Roger Rumrril me gustó de la realidad historica que cuenta de la cuidad de Iquitos, de que como la gente se gosaban biendo los hermosos que hoy en día no se les ve que a mi pensar estos aves que venian con millonadeas de golondrinos davan una señal hacia el futuro de la cuidad de Iquitos como hoy en dia se nota de muchas ataccion turísticas y las llegadas de muchas persona de fuera del país y cada día nuestro cuidad creeciendo con una extensa poblacional se gun el escritor cuenta que la gente se mostraba muy inqueto por las aves que asia muchas perficios en la plaza de armas y luego vieron la importancia de los aves y lo pasaba junto a ellos con una diverción y como la atracción turística en esta hermosa cuidad.

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  13. Roger rumbrill se trata las golondrinas que ha pasado en nuestra ciudad y también decimos que Roger habla respetando nuestras aves de la amazonia sabemos que en nuestra Amazonia hay muchas riquezas, decimos que eso era parte de la cultura de nuestra amazonia sabemos que no solamente en parque turístico quisto cocha hay aves y animales de la A amazonia si no en nuestra amazonia hay muchos aves y animales por eso decimos es importante respetar nuestros aves y animales de nuestra amazonia por que es parte de nuestra cultura.
    Por que en nuestra amazonia hay muchos pueblos étnicos, sabemos que hay pueblos que creen aves y animales en Nuestra Amazonia existen diferentes pueblos que tienen diferentes creencia y por decimos es importante respetar o cuidada aves de Nuestra amazonia por que es parte de Nuestra cultura.

    EST: Juan manquid bina cané

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  14. LAS GOLONDRINAS

    Es una lectura muy interesante e informadora a la vez, ya que en ella el antropólogo Roger Rumrrill describe el suceso de las golondrinas en nuestra ciudad y la vida cotidiana de aquella época en nuestra ciudad. En ella el autor menciona al ciego Román y este señala que: "Estas golondrinas han viajado miles de kilómetros. Seguramente han atravesado el océano para llegar aquí, quizá en busca de alimentos, porque a ellas no les gusta el bosque, no les gusta el trópico y tampoco las regiones polares. Seguramente han llegado de alguna región del mundo donde ha habido un cataclismo y el clima y las condiciones de vida en esa parte del planeta han variado bruscamente- repetía el ciego Román ante la mirada embobada de los niños, los padres, los enamorados, los turistas y todos los curiosos que asistían a la Plaza de Armas para ver las golondrinas y escuchar al ciego Román.". De ello cabe reconocer que este acontecimiento sucede cada cierto tiempo, como por ejemplo aproximadamente 4 meses atrás en la plaza JOSE ABELARDO QUIÑONES, también estuvo copada de golondrinas y palomas, pero que después migraron hacia otro lugar. Con ello quiero concluir que la lectura nos deja un legado, ya que el acontecimiento ocurrido hacía varias generaciones pasadas demostró que la población no estuvo organizada, ni orientada sobre este hecho natural que es relativo y que por ende sucederá pronto. Felicitar a Roger Rumrrill por esta magnífica lectura.

    Estudiante: Valeria Jazmin Arce Núñez

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  16. "es un claro reflejo de diversas manifestación de la cosmovisión amazónico respecto a la naturaleza y su destino, plagado de mitos, creencias y leyendas que tratan de explicar hechos y situaciones a futuro. ademas de ello, es importante resaltar que trato salvaaje a las golondrinas en aquel tiempo muestra el total desconocimiento de la presencia de quellas aves."

    EST:JOEL REATEGUI IMPI

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  17. Relato que nos narra un claro reflejo que inspira al autor,apartir de nuetra realidad; un hecho que por el cual nos hace ver como la naturaleza,ha llamado la atencion ala sociedad,por estas Golondrinas,formando haci amistad entre generos,pero al mismo tiempo,problemas,por la presencia de estas avecillas,puedo decir que es hecho entre el amor y el odio.por estas hecho como aveces suceden en nuestra realidad.

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  18. Relato que nos narra un claro reflejo que inspira al autor,apartir de nuetra realidad; un hecho que por el cual nos hace ver como la naturaleza,ha llamado la atencion ala sociedad,por estas Golondrinas,formando haci amistad entre generos,pero al mismo tiempo,problemas,por la presencia de estas avecillas,puedo decir que es hecho entre el amor y el odio.por estas hecho como aveces suceden en nuestra realidad.

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  19. GOLONDRINAS:
    El texto muestra una imaginación , ficción y belleza natural en la amazonia que ha escrito Roger Rumrrill mirando a partir de nuestra realidad en la amazonia. Respetando la naturaleza y aves que nos rodea en esta maravilla natural. Para los indígenas esto representa parte de su sentido de vida y parte de su alma, su conexión con la naturaleza le hace que sea muy especial, muy ricos en sabiduría los indígenas también supieron respetar las leyes de la naturaleza. Respetando el bosque, el agua la tierra y las aves porque es parte de su subsistencia en su vida diaria.

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